La reciente ampliación del muro fronterizo entre Estados Unidos y México ha reavivado el debate sobre la eficacia de las barreras físicas para abordar el fenómeno migratorio. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su desacuerdo con esta medida, destacando que «si ponen muros, ellos hacen túneles», en referencia a la capacidad de los migrantes para encontrar alternativas frente a las restricciones impuestas.
La historia ha demostrado que las barreras físicas, como muros y cercas, rara vez detienen por completo los flujos migratorios. Los migrantes, impulsados por la búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de vida, suelen encontrar medios alternativos para sortear estos obstáculos, incluyendo la construcción de túneles o el uso de rutas más peligrosas. Estas estrategias no solo ponen en riesgo la vida de los migrantes, sino que también enriquecen a las redes de tráfico de personas.
La administración de Sheinbaum aboga por abordar las causas fundamentales de la migración, enfocándose en inversiones económicas y programas sociales en las regiones de origen. La presidenta ha enfatizado que «la mejor manera de atender la migración es invirtiendo socialmente y generando oportunidades en los lugares de origen».
Esta perspectiva busca crear condiciones que reduzcan la necesidad de emigrar, ofreciendo oportunidades laborales, educativas y de desarrollo en las comunidades vulnerables.
La ampliación del muro también ha generado tensiones diplomáticas entre México y Estados Unidos. En respuesta a las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a productos mexicanos debido a la supuesta falta de control en la frontera, el gobierno de Sheinbaum desplegó 10,000 militares en la frontera norte.
Esta acción busca demostrar el compromiso de México con la seguridad fronteriza y la reducción de la migración irregular, aunque también ha sido objeto de críticas por la posible militarización de la frontera y sus implicaciones para los derechos humanos.
La construcción de muros y otras barreras físicas no aborda las causas subyacentes de la migración y, en muchos casos, puede exacerbar los riesgos para los migrantes. Una solución integral requiere la colaboración internacional para promover el desarrollo económico y social en las regiones de origen, garantizando que las personas no se vean obligadas a emigrar por falta de oportunidades. La postura de la presidenta Sheinbaum resalta la necesidad de enfoques más humanos y efectivos para gestionar la migración, priorizando la inversión en el bienestar de las comunidades vulnerables sobre la construcción de muros que, históricamente, han demostrado ser soluciones ineficaces.