La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo puso en su lugar al coordinador de la bancada del PAN en el Senado, Ricardo Anaya Cortés, luego de que éste lanzara alarmas sobre una supuesta injerencia de Estados Unidos en territorio mexicano.
Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, y en respuesta a una pregunta formulada por el Director del medio Polemón, César Huerta, Sheinbaum no solo desmintió los señalamientos del legislador panista, sino que también ironizó sobre su postura, recordando que Anaya residió durante seis años en Estados Unidos, alegando persecución política en México.
El excandidato presidencial del PAN acusó que el gobierno mexicano podría estar siendo permisivo ante una posible “política extraterritorial” por parte de Estados Unidos, lo cual, según él, representaría una amenaza directa a la soberanía nacional. Incluso, exigió a la mandataria federal que asuma una postura más firme frente al país vecino y defienda con claridad los intereses nacionales, en lugar de, según él, ceder ante presiones extranjeras.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum le respondió con contundencia:
“¿Dónde vivió seis años Anaya? Seis años vivió en Estados Unidos, porque supuestamente tenía una persecución en México”, dijo con tono sarcástico. La mandataria subrayó que resulta contradictorio que alguien que buscó refugio en ese país ahora acuse al gobierno de permisividad frente a Washington.
Además, Sheinbaum recordó que durante administraciones pasadas —incluidas aquellas en las que el PAN tuvo responsabilidad directa— la sumisión ante intereses extranjeros era común, mientras que hoy, dijo, el gobierno de México defiende la soberanía nacional con firmeza y sin titubeos.
“Porque aquí, a diferencia del pasado, se defiende a México, siempre. Entonces, una sugerencia: ¿Por qué no se dirige el senador Anaya al gobierno de Estados Unidos si es que él cree que hay un asunto de intervencionismo?”, cuestionó la presidenta, dejando claro que la crítica del panista está mal dirigida.
Sheinbaum también señaló la hipocresía del PAN al mostrarse ahora como defensor de la soberanía, cuando en su momento respaldaron iniciativas que facilitaron la intervención extranjera en temas de seguridad, como el caso de la propuesta de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, medida promovida por legisladores estadounidenses y aplaudida por sectores de la derecha en México.
Con este intercambio, la presidenta dejó ver que no permitirá que se utilicen discursos patrioteros para hacer politiquería, y reafirmó su compromiso con una política exterior basada en el respeto mutuo, la no intervención y la autodeterminación de los pueblos.