Durante décadas, Ciudad Juárez fue vista como una ciudad obrera, productiva pero políticamente predecible. Dominada por las viejas estructuras priistas, la narrativa electoral de esta frontera parecía escrita de antemano: voto corporativo, lealtades arraigadas, participación baja y estructuras que resistían el cambio. Pero en las últimas décadas, Juárez ha mutado. Lo que alguna vez fue un bastión del PRI, hoy se ha convertido en uno de los territorios más competitivos del país y en un espejo de las transiciones democráticas del norte de México.
1. El PRI de la era industrial
Durante la etapa de expansión maquiladora en los años 70 y 80, el PRI dominaba la escena política en Juárez. Su estructura corporativa tenía cooptados a sindicatos, líderes barriales y organizaciones campesinas. Gobernaban desde lo alto y abajo obedecían. Las elecciones eran solo un trámite. Durante este periodo, el municipio vivió un crecimiento desordenado, con políticas públicas clientelares y escasa fiscalización ciudadana.
2. El PAN y la ola azul del 95
La primera gran sacudida llegó con la llamada “ola azul”. En 1995, el PAN capitalizó el hartazgo con el PRI y logró conquistar la gubernatura con Francisco Barrio, y con ella varias alcaldías, incluyendo Juárez. Fue la primera señal de alternancia. A pesar de los avances en transparencia y fiscalización, el PAN también replicó prácticas del viejo régimen, ahora en clave empresarial.
3. La izquierda marginal: del PRD al Movimiento de Regeneración
En esos años, la izquierda vivía a la sombra del bipartidismo. El PRD apenas alcanzaba registros locales y su narrativa no conectaba con una ciudad enfocada en el trabajo y la seguridad. Pero todo cambió en 2018, cuando el fenómeno nacional de Morena arrastró votos en todo el país. Ciudad Juárez no fue la excepción: ganó diputaciones federales, locales, y alcanzó la presidencia municipal en 2021 con Cruz Pérez Cuéllar.
4. El factor independiente: una anomalía disruptiva
En medio de esta historia de partidos, Juárez vivió un capítulo inesperado: la llegada del independiente Armando Cabada al poder municipal en 2016. Con una narrativa antipartidista, apoyado por su fama como periodista y con una campaña de alto impacto digital, logró vencer al sistema tradicional. Gobernó durante un periodo lleno de contrastes: por un lado, logró ampliar infraestructura urbana y digitalizar trámites; por otro, fue criticado por centralizar decisiones y generar una gestión personalista.
Cabada mostró que en Juárez existe un voto fluido, crítico, no atrapado por los colores, capaz de premiar o castigar sin lealtades automáticas.
5. El nuevo equilibrio y el papel del electorado
Hoy Ciudad Juárez es uno de los municipios con mayor pluralismo político del país. Morena gobierna el Ayuntamiento, pero el Congreso local y la gubernatura están en manos del PAN y el PRIAN local. Las elecciones se definen por márgenes pequeños. El electorado es joven, migrante, altamente expuesto a redes sociales, y ha dejado de votar por costumbre. En Juárez, el poder ya no se hereda: se conquista.
El reto está en canalizar ese dinamismo democrático hacia una participación más profunda: no solo votar, sino exigir, cuestionar y construir ciudadanía todos los días.