La inflación en México ha mostrado una desaceleración significativa, ubicándose en 3.67% durante la primera quincena de marzo de 2025, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) . Esta cifra representa una disminución en comparación con el 4.48% registrado en el mismo periodo del año anterior.
El índice de precios no subyacente, que incluye productos de alta volatilidad como alimentos y energéticos, cayó a 3.89% anual, mientras que la inflación subyacente, que excluye estos productos, descendió a 3.56%, su nivel más bajo desde mayo de 2020 . Este comportamiento sugiere una tendencia a la baja en los precios, lo cual podría ser resultado de políticas gubernamentales efectivas.
Sin embargo, esta desaceleración inflacionaria también podría ser indicativa de una baja en la actividad económica. David Vázquez, profesor investigador del programa de Economía de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), señala que la inflación refleja la actividad económica, y un incremento moderado en los precios puede ser saludable. «Hay signos de estancamiento; algunas instituciones, incluyendo el Banco de México (Banxico), han disminuido la expectativa de crecimiento para este año, de estar cerca del 2% al 3%, a aproximadamente 0.6%; incluso algunas otras instituciones proyectan un crecimiento nulo», advierte el académico.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha ajustado a la baja sus proyecciones para México en 2025, estimando un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 1.2% . Esta reducción en las expectativas de crecimiento se atribuye a factores como la incertidumbre en las políticas arancelarias de Estados Unidos y una débil inversión y consumo internos.
Además, la economía mexicana sufrió una contracción del 0.2% en enero de 2025 en comparación con diciembre de 2024, según el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) publicado por el INEGI. Este retroceso se suma a las preocupaciones sobre un posible estancamiento económico.
Vázquez también advierte sobre posibles escenarios adversos, como el congelamiento de salarios e incluso despidos, debido a la expectativa de una baja producción destinada a Estados Unidos. Ante este panorama, el economista recomienda monitorear indicadores clave como la tasa de crecimiento económico, el desempleo y las tasas de interés que establece Banxico. Se espera que el banco central reduzca la tasa de interés a 9% próximamente, con un posible cierre del año en 8.5%, lo que podría incentivar el dinamismo económico .
El especialista aconseja a la sociedad ser mesurada en sus inversiones y gastos, enfocándose en áreas esenciales como salud y educación, y evitar gastos superfluos. Además, recomienda a los ciudadanos cuidar sus empleos actuales y buscar oportunidades de capacitación, ya que el mercado laboral podría enfrentar restricciones en caso de un estancamiento económico.
En resumen, aunque la desaceleración de la inflación puede parecer una señal positiva, es crucial analizarla en el contexto de la actividad económica general. La combinación de una inflación moderada con proyecciones de bajo crecimiento y posibles contracciones en sectores clave sugiere la necesidad de medidas prudentes tanto por parte de las autoridades como de los ciudadanos para mitigar los efectos de un posible estancamiento económico.