Un Senador Gana 7 Veces Más que un Mexicano Promedio: ¿Aporta lo Mismo?

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En el Senado de la República, los representantes de Chihuahua disfrutan de salarios y prestaciones que superan por mucho el ingreso de la mayoría de los ciudadanos a quienes supuestamente representan. Sin embargo, un análisis crítico de su desempeño deja en evidencia una preocupante realidad: ¿Realmente trabajan en beneficio de los chihuahuenses o simplemente utilizan su cargo para proyectarse políticamente?

Actualmente, Chihuahua está representado en el Senado por Andrea Chávez Treviño (Morena), Juan Carlos Loera de la Rosa (Morena), Mario Humberto Vázquez Robles (PAN) y Javier Corral Jurado (Morena). A pesar de sus diferentes afiliaciones partidistas, todos comparten un factor común: una percepción millonaria con escasos resultados visibles para la entidad.

Un senador en México recibe una dieta mensual de 126,800 pesos, a lo que se suman generosas prestaciones como seguridad social, primas vacacionales y aguinaldo, elevando su compensación total anual a aproximadamente 1,939,888 pesos. Esta cifra es abrumadora cuando se contrasta con el salario promedio mensual de un mexicano, que ronda los 16,500 pesos, es decir, un senador gana casi 8 veces más que el ciudadano promedio.

Tabla de Remuneraciones de un Senador:

  • Salario Base Mensual: 126,800 pesos
  • Seguridad Social Anual: 152,160 pesos
  • Prima Vacacional Anual: 126,734.88 pesos
  • Aguinaldo Anual: 63,346.56 pesos
  • Otros Beneficios Anuales: 76,080 pesos
  • Total Anual: 1,939,921.44 pesos

Ante esta realidad, la pregunta es obligada: ¿Cuánto tiempo real dedican al trabajo legislativo y cuánto a la autopromoción? En el caso de Andrea Chávez, quien se ha posicionado como una de las figuras más visibles de Morena, su participación en foros y eventos públicos parece estar más enfocada en fortalecer su imagen que en legislar en favor de Chihuahua. Mientras que se presenta en espacios como el Foro “República de y para las Mujeres”, donde resalta logros en igualdad de género, no se ven reflejados resultados concretos que beneficien directamente a la población.

Por su parte, Juan Carlos Loera, también de Morena, ha sido criticado por mantener una agenda de trabajo opaca, sin iniciativas legislativas contundentes ni gestiones claras que justifiquen su salario. En la otra esquina política, Mario Humberto Vázquez, representante del PAN, ha sido señalado por priorizar la oposición mediática sobre el trabajo legislativo efectivo. Javier Corral, quien en su momento criticó el despilfarro de recursos en la política, ahora goza de los mismos beneficios sin que su gestión se destaque por logros significativos.

Para muchos senadores, la Cámara Alta no es solo un espacio de trabajo legislativo, sino una plataforma para construir su siguiente paso en la política. Lejos de enfocarse en la creación y aprobación de leyes en beneficio de los ciudadanos, varios legisladores utilizan su visibilidad para fortalecer su imagen con miras a futuras candidaturas. Es común ver a senadores en eventos públicos, en redes sociales y en foros mediáticos promoviendo su labor, no tanto para informar a la ciudadanía, sino para posicionarse ante su partido y el electorado.

A lo largo de la historia reciente, diversos senadores han saltado a gubernaturas, diputaciones federales o cargos en el gabinete presidencial, utilizando su paso por el Senado como un simple peldaño en su carrera política. En muchos casos, esto se traduce en un desempeño mediocre en su labor legislativa, pues el verdadero interés radica en la construcción de una base electoral que les permita seguir en el poder.

Mientras estos senadores disfrutan de sueldos y beneficios envidiables, Chihuahua sigue enfrentando problemáticas urgentes: violencia, desempleo y crisis hídrica, temas que parecen quedar relegados en su agenda. La transparencia en la asignación de tiempo y recursos de los senadores es un reclamo válido de la ciudadanía, y es hora de exigir que su trabajo refleje verdaderamente el compromiso con los ciudadanos, en lugar de ser una plataforma para futuras candidaturas.

En un país donde millones viven con el salario mínimo, la diferencia entre la realidad de los ciudadanos y los privilegios de los políticos es un reflejo de una clase gobernante que, más que servir, parece servirse a sí misma. Es momento de cuestionar si los senadores de Chihuahua están realmente trabajando por sus representados o si su cargo es simplemente una escalera más en su carrera política.

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